domingo, 14 de febrero de 2016

Garza real

No se la ve mucho por Madrid. A veces volando, posándose en un alto árbol lejano, picoteando tal vez en el río... Aunque para pescar, lo cierto es que picotean poco: más bien al contrario, se quedan inmóviles con el pico apuntando al agua hasta que se les pone una presa en el punto de mira. Entonces matan.

Al menos hasta la primera mitad del siglo XX cundió en Inglaterra la leyenda rústica de que exudaban de sus patas alguna sustancia que atraía a los peces a su radio de alcance; los pescadores usaban su grasa para utilizarla - sin evidencia de éxito - en sus faenas (www.pajaricos.com). Si bien los pescadores ingleses no obtuvieron resultados con esta técnica, puede que no anduvieran tan desencaminados como parece en su conjetura, pues se sabe que la garcita verdosa, una pariente americana, posa sobre la superficie del agua insectos o frutas como cebo para los peces.

Por lo demás, en realidad pescan o cazan de todo. Preferir, lo que prefieren son las anguilas, pero si hay que comer, se atrapa lo que sea: desde ranas o lagartijas hasta ratas de agua o incluso otras aves como, mismamente, mirlos.

En España suelen ser hiberrnantes, con origen sobre todo en Francia y, en menor media, en Suecia, Dinamarca y Holanda.


Casa de Campo, diciembre 2015

Fuente del Berro, enero 2017




Casa de Campo, diciembre 2015

Ardea cinerea, 'garza cenicienta'.


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